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Este proyecto finalizó el día lunes, 10 de julio de 2017 y podrá realizar un plan alternativo.

Las vías de la herida

Amor, soledad, muerte, vida, amistad y resiliencia. Una historia real y etérea, nacida en el salto de cabeza a las vías de la herida.
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Recaudó $ 34 USD
$ 34 USD
de $ 61 USD
Financiado (55%)
84 colaboradores recaudaron $ 34 USD haciendo realidad éste proyecto!
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Audiolibro inclusivo

La historia se desarrolla en un programa radial, el audiolibro es un DVD con el relato locutado, y además ofrece la posibilidad de acceder a la novela traducida a lengua de señas. Se entrega el día de la presentación del libro en formato físico.
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    • Ciudad Autónoma de Buenos Aires
4 Colaboradores
$ 0.18 USD

Proyecto finalizado

Ebook

Versión digital de la obra a enviarse por correo electrónico el día de la presentación del libro en formato físico.
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18 Colaboradores
$ 0.18 USD

Proyecto finalizado

Ejemplar impreso

Un ejemplar de la obra a precio promocional más tres señaladores edición especial a retirarse el día de la presentación.
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51 Colaboradores
$ 0.30 USD

Proyecto finalizado

Pack Gráfico

Versión digital de la obra, más ejemplar impreso a precio promocional más tres señaladores edición especial a retirarse el día de la presentación.
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2 Colaboradores
$ 0.42 USD

Proyecto finalizado

Pack Etéreo

Audiolibro inclusivo de la obra, más ejemplar impreso a precio promocional más tres señaladores edición especial a retirarse el día de la presentación.
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3 Colaboradores
$ 0.42 USD

Proyecto finalizado

Pack Flor de Lis

Versión digital de la obra, más Audiolibro inclusivo, más ejemplar impreso a precio promocional más tres señaladores edición especial a retirarse el día de la presentación.
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    • Ciudad Autónoma de Buenos Aires
20 Colaboradores
$ 0.61 USD

Proyecto finalizado

La obra comienza en el momento bisagra de mi existencia: la pérdida de mis brazos a los 22 años en un accidente subterráneo. Luego el relato hace un recorrido cronológico desde mi nacimiento para atravesar el camino a esa estación y narrar la recuperación física, el desarrollo de herramientas y la adaptación corporal, el nacimiento de mi hija, la búsqueda de empleo y el descubrimiento de las barreras sociales en torno a la discapacidad y los estigmas que los prejuicios le agregan. El texto llega al día de hoy, y da cuenta del proceso resiliente que demandó adaptarse a una nueva forma de vida y derivó en una rutina plena y autónoma.

 

Introducción

“¡No me dejes así, así no!” – JUJUY-

Eso fue lo primero que salió de mi boca y lo que leí después de la implosión. Las palabras fueron dirigidas a un destinatario intangible, la visión en cambio, era real. Cuando miré adelante, la máquina todavía seguía pasando sobre mi humanidad sin interrumpir su marcha, pero por algún motivo ya no me arrastraba, no me tocaba. Los recuerdos de la vida que había protagonizado hasta ese momento parecían lejanos, como si se trataran de una historia que hacía mucho tiempo me habían contado y hoy me costaba enlazar. Aunque en realidad lo pasado no importaba mucho, acababa de entender dónde estaba, y mi desesperación iba en aumento. Tenía que salir de ahí.

Quise incorporarme, había terminado acostado entre las vías boca abajo. Apoyé mis manos en la especie de carbón que recubría aquel suelo e hice fuerza para levantarme, pero en realidad ellas nunca se movieron. El hormigueo en mi cuerpo no me permitía concentrarme, y quise tocarme la cara, sacudirme. Sentía que mis dedos recorrían mis mejillas, los sentía, pero en realidad ellos tampoco se movieron, nunca aparecieron frente a mis ojos. Así mismo pasaba con el resto del cuerpo, me respondía, pero era sólo eso, una sensación.

En ese momento pensé que había muerto y miraba desde otro sitio como pasaba en las películas, y fue entonces que un escalofrío me recorrió cada centímetro de alma y mi pie derecho movió algo ajeno a mí. Ahí entendí todo. No estaba muerto ni nada por el estilo, algo pasaba con mis brazos. Bajé la mirada hasta mi mano derecha y noté que estaba más abajo de lo normal y bañada en sangre, el motivo era una incógnita gracias a que la manga de mi campera se rehusaba a dejarme ver mi nueva realidad.

No quise preocuparme por eso, la prioridad era salir de ese lugar antes de que la maquina se pusiera de nuevo en marcha. No sabía si alguien estaba enterado de mi presencia ahí, quizás sólo habían frenado para subir y bajar pasajeros, no podía perder más tiempo. Con la poca lucidez que tenía pensé que si salía para el andén vecino, podía venir el otro subte de frente y no iba a tener ni la velocidad ni la reacción corporal para correrme a tiempo. Entonces miré a la pared que tenía más cerca, bajo el voladizo (que es lo que desde arriba vemos como línea amarilla) pasan cables de todos los tamaños. Si era peligroso no lo sabía, pero por lo menos era algo que estaba estático y no proponía sorpresas indeseadas.

Comencé a moverme hacia el espacio libre que había entre las ruedas que tenía más cerca, arrastraba mi cuerpo como si saliera de una trinchera para escapar de una guerra interna, y llegué a la vía. Tenía que cruzarla por más que ardiera debido a la fricción del metal. Tomé con mi boca la manga derecha de mi campera, que contenía los restos de lo que hasta minutos antes era mi brazo, y la pasé del otro lado. Hice lo mismo con el otro, y posteriormente pasé yo. Después de eso me recosté boca arriba, con los cables a un lado y las ruedas enormes al otro. En mi pecho acomodé las mangas vacías pero llenas de carne, y más arriba el hormigón de la línea amarilla me tapó la luz del andén.

Lo había logrado, había salido solo de ahí abajo. El problema era si el subte arrancaba. Como pude, tomé fuerzas y grité. Grité. Grité incontables veces, o intenté hacerlo, el sonido era tan débil que ni siquiera yo lo escuchaba. Por unos segundos no seguí insistiendo, era inútil, la mezcla de miedo y nervios me robaba la voz. Respiré profundo, concentré la energía y mi garganta explotó en un pedido de ayuda: “No prendan nada, acá estoy. Todavía estoy”. Recibí la respuesta de un hombre que contestó: “Quedate tranquilo que ahora vamos”.

Los segundos y minutos se convirtieron en algo incalculable. Mis párpados se cerraban, se abrían y se volvían a cerrar. Todo parecía un sueño, una película, las imágenes se me antojaban difusas, incomprensibles, y mis ojos querían descansar. En uno de esos momentos de confusión sentí una luz golpeando mis parpados. La voz de un bombero me preguntó cómo me llamaba y cómo me sentía. Entre suspiros esbocé mi nombre y le contesté que me sentía bien, aunque algo había pasado con mis brazos. El hombre volvió a repetir las preguntas aunque yo estaba seguro que mi respuesta se había oído, pero igual respondí de nuevo y entendí lo que querían saber cuando le dijo a sus compañeros que estaba lúcido “todavía”.

No puedo decir con exactitud cuántos bomberos se deslizaron con absoluta facilidad por esos lugares que a mí tanto me habían costado recorrer. Llegaron y me volvieron a preguntar quién era y cómo me sentía. Posteriormente me pusieron un cuello ortopédico y me recostaron sobre una camilla de madera. Una vez que estuve bien sujeto, me pasaron por última vez por debajo de la maquinaria para salir a ese andén vacío que yo no había querido enfrentar. Ahí paramos unos minutos esperando algo que desconocía.

Sentía una sensación en exceso extraña. Mi cuerpo se dormía, me costaba mantenerme despierto, y tenía mucha sed, nunca había sentido tanta sed. De haber sabido que esa necesidad imperiosa de tomar líquido era porque me estaba desangrando, seguramente me hubiera asustado. El desconocerlo me permitió hacer una de las cosas más ridículas que hice en mi vida… llamé al bombero que estaba conmigo, lo miré lo más fijo que pude, y le pedí que me hiciera un favor. Él contestó que si, que no había problema, seguramente esperando algo importante, estilo última voluntad o algo así. Sin quitar la vista perdida de su figura le dije textualmente: “Tengo la billetera en el bolsillo, ¿no me comprás una Sprite? Tengo mucha sed”. Obviamente su respuesta fue negativa, no podía tomar nada porque tenía que ir al hospital. En ese mismo instante volvieron los otros bomberos, pero en esta oportunidad para salvarme del papelón. Levantaron la camilla y se dirigieron a la escalera, mientras la voz de Metrovías le informaba a los usuarios que la línea E estaba interrumpida por un accidente.

El paso acelerado por los escalones generaba que mi cuerpo se sacudiera, y fue así hasta recibir de lleno un rayo de sol que me golpeó hasta dejarme momentáneamente ciego. Ya no había oscuridad, era una mañana hermosa. El aire cálido del amanecer del 16 de Febrero del año 2008 lejos estaba de representar una noche tan oscura como la que había perecido. Una inusual sensación de calma me desbordaba, no tenía miedo ni sentía dolor físico alguno, aunque las luces de la ambulancia intentaban recordarme que algo había cambiado. Yo había mutado, minutos antes, lo que conocía como mi existencia había llegado a su fin para dar lugar a algo que desconocía y jamás había imaginado. Pero… ¿Qué?

En caso de no recaudar el 100% de nuestro objetivo económico haremos lo siguiente:

  • Con el 10%

    Se hará una pequeña tirada de 50 ejemplares para presentar el libro.

  • Con el 25%

    Se hará una tirada aún mayor para realizar varias presentaciones en instituciones y espacios culturales.

  • Con el 50%

    El libro alcanzará un número de ejemplares suficiente como para tener presencia pública en librerías.

  • Con el 75%

    A mayor cantidad de dinero recaudado el número de ejemplares crece y la distribución en instituciones, bibliotecas y librerías se hace más sencilla.

Recompensas

Audiolibro inclusivo

La historia se desarrolla en un programa radial, el audiolibro es un DVD con el relato locutado, y además ofrece la posibilidad de acceder a la novela traducida a lengua de señas. Se entrega el día de la presentación del libro en formato físico.
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Proyecto finalizado

Ebook

Versión digital de la obra a enviarse por correo electrónico el día de la presentación del libro en formato físico.
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Proyecto finalizado

Ejemplar impreso

Un ejemplar de la obra a precio promocional más tres señaladores edición especial a retirarse el día de la presentación.
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51 Colaboradores
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Proyecto finalizado

Pack Gráfico

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Pack Etéreo

Audiolibro inclusivo de la obra, más ejemplar impreso a precio promocional más tres señaladores edición especial a retirarse el día de la presentación.
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Pack Flor de Lis

Versión digital de la obra, más Audiolibro inclusivo, más ejemplar impreso a precio promocional más tres señaladores edición especial a retirarse el día de la presentación.
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